miércoles, 4 de junio de 2014

Alicia Kingsley "Burton": Al otro lado de la madriguera.



El cine de Tim Burton siempre me ha fascinado. Su estilo fuerte, insólito, siempre de la mano del claroscuro, las imágenes oníricas, los ecos macabros de sus guiones fantásticos, con su innata capacidad de fundir las fronteras de la realidad y lo extraño con total naturalidad… Pero esta vez no ha sido así.


Johnny Depp como el estrambótico sombrerero.
La propuesta de esta película pasa por mostrarnos a una Alicia en edad casadera incapaz de decidir qué hacer con su vida. A diferencia de lo que podría esperarse, esta vez es el conejo blanco el que va en busca de la muchacha y la lleva hasta el País de las Maravillas, cuyos habitantes han depositado su esperanza en ella para que se enfrente a la ilegítima Reina Roja y libere a las criaturas de su reinado de terror. Algo que, a priori, parecía una idea bastante arriesgada por sus ecos convencionales, a pesar de que la garantía de la mano de Burton generase un sano clima de expectación; sin embargo, da la impresión de que esta historia se le ha ido casi por completo de las manos. La propuesta del guión es admisible como resumen de algunos de los más memorables momentos de la obra narrativa de Lewis Carroll, pero deja el gusto insípido en cuanto a la calidad de su contenido, resultando en un maremágnum de información deformada procedente de las dos novelas que tienen a Alicia como protagonista —El País de las Maravillas y A través del Espejo— que, finalmente, deja dudas de si podríamos hablar de este film como una auténtica adaptación.

Es cierto que el hipnotismo de las tomas y las escenas desde diferentes puntos de vista ayudan a formar parte de un País de las Maravillas oscuro y tétrico, que inspira misterio por los cuatro costados y llega a producir esperanzadores escalofríos gracias a la inestimable ayuda del compositor Danny Elfman y su fantástica banda sonora; sin embargo, el problema radica en la simpleza del guión, demasiado superficial y más preocupado en hacer encajar las referencias que lo relacionan con las novelas de Carroll que en su propio sostenimiento a nivel cinematográfico. Da la impresión de que el guión sea una excusa para mostrar los maravillosos diseños que se suceden en la película, cuyo inicio auguraba algo brillante, pero que se desinfla a medida que la historia avanza. Y es en mi opinión una auténtica lástima, ya que como lectora de las obras de Lewis Carroll, he de decir que su universo fantástico y delirante encaja perfectamente con el ambiente enfermizo y obsesivo de los trabajos de Burton.

Los personajes están brillantemente retratados, con la excepción de la Lirona que acompaña al Sombrerero y a la Liebre de Marzo, cuya personalidad resulta cargante y muy típica.

El gato de Cheshire.
Mia Wasikowska, en el papel de Alicia, deja prácticamente indiferente al espectador. Sus expresiones lineales y sus gestos forzados no llegan a transmitir la fuerza de la heroína de la historia, cuya puesta en escena es inmediatamente devorada por el potencial de Helena Bonham Carter, Johnny Depp y, en menor medida, Anne Hathaway. El Sombrerero, encarnado por Depp, es correcto y se muestra como el punto de apoyo más firme sobre el que se sustenta el desarrollo de la historia, sin embargo su carácter resulta en ocasiones exageradamente chiflado, y se echan en falta unos toques de macabra sensatez que le hubiesen dado aún más fuerza y credibilidad. Bonham Carter borda su papel como mala de la película dando vida a la Reina Roja y, finalmente, la interpretación de Anne Hathaway como Reina Blanca resulta sorpresiva, tal vez un tanto aparatosa, pero interesante en lo referente a la psicología de su personaje.

En definitiva, un Lewis ligero y muy mezclado que entretiene pero no cala y que, para los amantes de la obra de Carroll y el trabajo de Burton, puede resultar decepcionante. ¿Mi recomendación? Leer la obra original antes de ver esta película, para después disfrutar de una tarde de cine ameno y sin demasiadas exigencias.



No hay comentarios:

Publicar un comentario