El cine de Tim Burton siempre me ha fascinado. Su
estilo fuerte, insólito, siempre de la mano del claroscuro, las imágenes
oníricas, los ecos macabros de sus guiones fantásticos, con su innata capacidad
de fundir las fronteras de la realidad y lo extraño con total naturalidad… Pero
esta vez no ha sido así.
Johnny Depp como el estrambótico sombrerero. |
La propuesta de esta película pasa por mostrarnos a
una Alicia en edad casadera incapaz de decidir qué hacer con su vida. A
diferencia de lo que podría esperarse, esta vez es el conejo blanco el que va en
busca de la muchacha y la lleva hasta el País de las Maravillas, cuyos
habitantes han depositado su esperanza en ella para que se enfrente a la
ilegítima Reina Roja y libere a las criaturas de su reinado de terror. Algo
que, a priori, parecía una idea bastante arriesgada por sus ecos
convencionales, a pesar de que la garantía de la mano de Burton generase un
sano clima de expectación; sin embargo, da la impresión de que esta historia se
le ha ido casi por completo de las manos. La propuesta del guión es admisible
como resumen de algunos de los más memorables momentos de la obra narrativa de
Lewis Carroll, pero deja el gusto insípido en cuanto a la calidad de su
contenido, resultando en un maremágnum de información deformada procedente
de las dos novelas que tienen a Alicia como protagonista —El País de
las Maravillas y A través del Espejo— que, finalmente, deja dudas de
si podríamos hablar de este film como una auténtica adaptación.
Es cierto que el hipnotismo de las tomas y las escenas
desde diferentes puntos de vista ayudan a formar parte de un País de las
Maravillas oscuro y tétrico, que inspira misterio por los cuatro costados y
llega a producir esperanzadores escalofríos gracias a la inestimable ayuda del
compositor Danny Elfman y su fantástica banda sonora; sin embargo, el problema
radica en la simpleza del guión, demasiado superficial y más preocupado en
hacer encajar las referencias que lo relacionan con las novelas de Carroll que
en su propio sostenimiento a nivel cinematográfico. Da la impresión de que el
guión sea una excusa para mostrar los maravillosos diseños que se suceden en la
película, cuyo inicio auguraba algo brillante, pero que se desinfla a medida
que la historia avanza. Y es en mi opinión una auténtica lástima, ya que
como lectora de las obras de Lewis Carroll, he de decir que su universo
fantástico y delirante encaja perfectamente con el ambiente enfermizo y
obsesivo de los trabajos de Burton.
Los personajes están brillantemente retratados, con la
excepción de la Lirona que acompaña al Sombrerero y a la Liebre de Marzo, cuya
personalidad resulta cargante y muy típica.
El gato de Cheshire. |
Mia Wasikowska,
en el papel de Alicia, deja prácticamente indiferente al espectador. Sus
expresiones lineales y sus gestos forzados no llegan a transmitir la fuerza de
la heroína de la historia, cuya puesta en escena es inmediatamente devorada por
el potencial de Helena Bonham Carter, Johnny Depp y, en menor medida, Anne
Hathaway. El Sombrerero, encarnado por Depp, es correcto y se muestra como
el punto de apoyo más firme sobre el que se sustenta el desarrollo de la
historia, sin embargo su carácter resulta en ocasiones exageradamente
chiflado, y se echan en falta unos toques de macabra sensatez que le hubiesen
dado aún más fuerza y credibilidad. Bonham Carter borda su papel como mala de
la película dando vida a la Reina Roja y, finalmente, la interpretación de Anne
Hathaway como Reina Blanca resulta sorpresiva, tal vez un tanto aparatosa, pero
interesante en lo referente a la psicología de su personaje.
En definitiva, un Lewis ligero y muy mezclado que entretiene pero no cala
y que, para los amantes de la obra de Carroll y el trabajo de Burton, puede
resultar decepcionante. ¿Mi recomendación? Leer la obra original antes de ver
esta película, para después disfrutar de una tarde de cine ameno y sin
demasiadas exigencias.
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